No hay mayor victoria que la de vencerse a una misma todos los días.
Está claro que mi objetivo nunca fue irme de los lados más íntimos del internet. Total, hay miles de paginas que nadie conoce y que, sin embargo, siguen funcionando ¿con qué finalidad? la de simplemente desahogarse.
Y, sobre todo, ser uno mismo sin que nadie conozca quién está detrás de nuestras letras.
El estigma de los tiempos que corren es el siguiente: no eres nadie si no te lee nadie.
Eso es una falacia que se inventa el cerebro para que el cuerpo se quede acostado en una cama y no se le ocurra otra idea que la de quejarse por la vida lamentable que lleva.
En estos momentos de mi caminar por la vida, lo más importante es seguir en el rumbo de la prioridad: tener presente mi salud física, mental y espiritual. Seguir llenando espacios vacíos que llevo dentro y acobijar los que, por suerte y gracia, ya están ocupados.
Soy compleja, es normal, todo ser humano lo es. Se nos va la vida solamente meditando en todo aquello que nos conviene interiormente. Le damos importancia a lo externo pero lo interno es hasta un acto de lucha con uno mismo. Diariamente.
Soy fiel creyente de los espacios en blanco listos para llenarse de palabras: desahogarse de cualquiera de las formas también es un acto de rebelión. Se nos da bien eso de retener las palabras para dentro. Claro, la sociedad desapegada en la que estamos viviendo nos empuja directa e indivisiblemente hacia el silencio.